En la experiencia vivida, queda el vacío de la despedida. Pero bien en el centro de este vacio, el recuerdo se agita y me deja pensar y sentir lo que viví con mis nuevos amigos. La adrenalina de lo nuevo y lo calido de sus personalidades me hacen estar simplemente agradecido con ustedes. Conocer la simpatía, la amabilidad y la hermosura de los representantes de el pueblo brasilero me hizo enamorar.
Cuando un "encuentro" pasa a ser un "encuentro cultura" ya es valioso, pero cuando un "encuentro cultural" se convierte en un "encuentro afectivo" me llevo en el corazón gente linda para siempre: é nóis que voa bruxão.
Mateo.
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